domingo, 3 de noviembre de 2013

Capítulo XII: De sistema estelar en sistema estelar y tiro porque me toca.



Capítulo XII: De sistema estelar en sistema estelar y tiro porque me toca.




  Continuamos un capítulo más a bordo de nuestra Máquina del Tiempo Imaginaria (MTI). Si anteriormente recorrimos de una punta a otra el Sistema Solar, es momento ahora de hacer un viaje mucho, muchísimo más lejano, puesto que queremos investigar cómo son los demás sistemas estelares de nuestro vecindario galáctico (1). Por fortuna la MTI usa como combustible nuestra portentosa imaginación y para ella los viajes tanto en el tiempo como en el espacio son pan comido. Eso está muy bien, sin duda, pero... ¿donde vamos? 

 Tenemos más de 700 sistemas estelares que elegir... podemos simplemente tirar un dardo sobre nuestro mapa estelar de a bordo, pero como nos sentimos nostálgicos vamos a visitar el primero que los seres humanos descubrimos: el de la estrella 51 Pegasi (2), distante cosa así de unos 51 años luz nosotros y que dicho sea de paso es bastante parecida a nuestro Sol. Alrededor de dicho astro gira un planeta formalmente denominado como 51 Pegasi b (3), pero cariñosamente apodado como "Belerofonte". Este planeta en principio no nos impresionaría por su tamaño, pues solo tiene la mitad de la masa de Júpiter (4), pero hay una particularidad en él para la cual no estábamos preparados y que dejó a los astrónomos que lo descubrieron con la mandíbula desencajada de asombro. Y ese hecho es que Belerofonte orbita a solo 0,05 UA de 51 Pegasi. ¿Recuerdan a Mercurio, nuestro pequeño planeta abrasado por su cercanía al Sol? Pues "solo" estaba a 0,3 UA (5) de él. Belerofonte está tan pegado a su estrella que completa una órbita entera en solo 4 días terrestres (Mercurio tarda 88 días), y allí ya no es que simplemente haga mucho calor, el planeta está literalmente envuelto en llamas. Se ha calculado que las inflamadas nubes de su atmósfera se hallan a una temperatura media de unos 5.300 º C, grado arriba grado abajo (mejor no visitarla si no queremos que se nos chamusquen las pestañas).



Recreación artística de Belerofonte, el gigante gaseoso ardiente.




  Por su tamaño se sabe que tiene que ser un planeta gaseoso, pero... ¿Qué diablos hace ahí? ¿No debería de estar a 5 o 6 UA de distancia de su estrella como es el caso de Júpiter en nuestro sistema? Algo extraño ha ocurrido aquí, pero antes de ponernos a buscar respuestas toqueteamos alocadamente los mandos de nuestra MTI y viajamos a otro sistema estelar, en este caso al de una estrella cuyo romántico nombre es HD 209458 y que se encuentra a nada más y nada menos que 154 años luz de nosotros (sí, un rato). En consecuencia, al planeta que la orbita en un derroche de imaginación se lo ha llamado HD 209458 b, sin embargo extraoficialmente se ha ganado el apodo de "Osiris", el dios egipcio del inframundo y la muerte. ¿Y qué ha hecho para ganarse semejante mote? Pues ser 1,35 veces más grande que Júpiter y hallarse a 0,04 UA de su estrella. Si Belerofonte orbitaba ardiendo a su estrella, Osiris prácticamente lo hace vaporizándose. No amigos, Osiris tampoco es un buen sitio al que ir de vacaciones.



Recreación artística de Osiris en tránsito delante de su estrella. Precísamente así fue como se lo descubrió.




  Tantos mundos como estos hemos descubierto (la mayoría de hecho) que se han ganado el apropiado nombre de "Jupiteres calientes". Un poco descorazonados, decidimos cambiar de estrategia y en lugar de seguir viajando al tuntún regresemos a algún tipo de criterio arbitrario. Si antes fuimos al primer sistema estelar descubierto vayamos ahora a.... al más cercano del Sol. Si tenemos que encontrarnos con malas noticias, mejor estar cerca de casa.



  Bien, siendo así nos situamos a solo 4,37 años luz, a nada más que a 41,3 billones de km de la Tierra, aquí al lado vamos. Estamos ahora en el sistema de Alfa Centauri, formado por tres estrellas: Alfa Centauri A, un astro similar al Sol que danza por el espacio junto a Alfa Centauri B (también parecida, pero más anaranjada), estando ambas orbitadas por la tercera en discordia, Proxima Centauri, que como su nombre indica es la estrella más cercana a nosotros y se clasifica como "enana roja" por motivos obvios. Menudo jaleo ¿eh? Pues sí, resulta que el sistema posee un planeta en cuyo cielo lucirían tres soles, pero sobre todo uno: Alfa Centauri Bb y es que ¡oh sorpresa! orbita a la "íntima" distancia de 0,04 UA de la estrella Alfa Centauri B. Sin embargo hemos efectuado un avance y ya no tratamos con un monstruo de gas inflamado, si no con un planeta terrestre de tamaño ligeramente superior al nuestro, inflamado también, eso sí. Es un consuelo tener un suelo en el que posarse, aunque de salir de la protección de nuestra MTI nos haríamos chistorra en menos de lo que tardan en viajar las malas noticias (6), y es que de nuevo la temperatura superficial supera los 5.000º C.



Posible visión desde el sistema de Alfa Centauri mirando hacia nuestro Sol.






Así podemos imaginar al abrasado Alfa Centauri Bb, sobre cuya superficie duraríamos poco sin la protección adecuada.





  En contraposición a los Jupiteres calientes, ahora hablamos merecidamente de una Súper Tierra caliente. Se sospecha de la existencia de otros planetas terrestres a distancias algo más habitables en este sistema (7), pero con los equipos que tenemos ahora mismo no somos capaces de detectarlos, y desde luego que planetas gigantes aquí no hay o se habrían delatado ya, así que sigamos buscando y para ello nos vemos obligados a alejarnos de nuevo del Sol. Encendemos los motores y dicho y hecho.



  A 43 años luz de la Tierra, hallamos al fín algo que nos levante el ánimo: el planeta Upsilon Andromedae d. La "d" nos indica que alrededor de la estrella Upsilon Andromedae existen sendos planetas "b" y "c" (me remito a la nota 3), ambos gigantes gaseosos y ambos demasiado cerca de ella como para merecer nuestra visita (ya hemos visto suficientes mundos achicharrados). Nuestro Upsilon Andromedae d también es un gigante de gas, de hecho con casi 4 veces la masa de Júpiter es realmente enorme, pero a diferencia de todo cuanto hemos visto hasta ahora orbita a 2,5 UA de su estrella, lo cual, teniendo en cuenta las características de esta, lo situa en la denominada "zona de habitabilidad planetaria" (8). ¡Magnífico! Sin embargo quizá el lector ya haya detectado un problema... si sobre Upsilon Andromedae no hay superficie, ¿entonces donde podría surgir allí la vida o ser instalada una colonia por los seres humanos o ambas cosas como en la película de Avatar? Bien, nosotros lo tendríamos crudo, eso hay que reconocerlo, pero se ha especulado con la existencia de seres vivos en las atmósferas de los gigantes gaseosos en aquellas zonas más "habitables", eso sí, si me preguntan como habrían surgido y como serían solo podría decirles que... ¡vayan a Upsilon Andromedae d ustedes mismos y averiguenlo! Bromas aparte, en realidad de momento no hay respuesta para estas preguntas. Personalmente dudo que puedan surgir formas de vida en gigantes gaseosos, aunque pudiera ser que criaturas provenientes de otro sitio se adaptasen a ese modo de vida, quien sabe... Pero dejemos la ciencia ficción de lado y centrémonos en especular de una manera más seria. Hay un modo en el que la vida podría haber aparecido / nosotros vivir en Upsilon Andromedae d. Quizá a los lectores más avispados ya se les haya ocurrido. ¿Recuerdan los complejos sistemas de lunas de los gigantes gaseosos de nuestro Sistema Solar? Muchas de dichas lunas están constituidas fundamentalmente de hielo y roca (piensen en Europa por ejemplo), así que si las situasemos dentro de la zona de habitabilidad de un sistema estelar... tal vez los satélites de Upsilon Andromedae b alberguen o puedan albergar vida tal y como la conocemos.





Es tentador imaginar vida en los océanos de esta hipotética luna del planeta Upsilon Andromedae d.




  Más esto son meras conjeturas, así que mejor sigamos viajando y conociendo mejor nuestro vecindario.



  De camino hacia algún lugar pasamos por la estrella AB Aurigae. A 470 años luz de distancia no está en absoluto cerca, pero hay algo aquí que nos obliga a detenernos. AB Aurigae es una estrella muy joven que todavía no ha entrado en la denominada secuencia principal (la fase estable de la vida de las estrellas en la que pasan casi todo su tiempo), contando apenas con poco más de un millón de años de edad, por lo que aún se halla rodeada por los restos de la nebulosa de la cual se originó. Pero estos no son unos restos cualesquiera, sino que conforman un auténtico disco de acreción protoplanetario en el cual podemos ver como efectivamente se están formando planetas. Concretamente se detecta un centro de gravedad que no coincide con la estrella y que solo puede corresponder a un planeta gigante en formación (¡9!).







  Resulta gratificante ver confirmadas nuestras teorías sobre la formación del Sistema Solar, pero lo que queremos es encontrar un planeta habitable, así que, cansados ya de buscar por nuestra propia cuenta, le pedimos a nuestra computadora de abordo que nos haga una relación con los 12 planetas con mejores condiciones de habitabilidad descubiertos hasta ahora por los seres humanos fuera de nuestro Sistema Solar. Nuestra computadora, tras una breve búsqueda en Google, nos responde con lo siguiente:










  Este magnífico gráfico lo podemos encontrar en la página web "Planetary Habitability Laboratory", cuyo enlace dejo abajo en la webgrafía. Los asteriscos indican que el planeta es tan solo "candidato", es decir, que no hemos confirmado aún su existencia, mientras que los números indican la habitabilidad estimada del planeta en cuestión, siendo 1 la Tierra y supongo que 0 el frío vacío del espacio. No tenemos tiempo de visitar a los 12 magníficos, pero al menos vamos a ir a los más interesantes.




  Nuestra primera parada es en el lejano sistema de la estrella Kepler 62, a 1.400 años luz de distancia, una distancia escalofriantemente lejana. Dicha estrella cuenta con solo el 62% de la masa del Sol, en consecuencia con menos luminosidad y se halla orbitada por 5 planetas.







  De todos ellos, son Kepler 62 e y Kepler 62 f los que nos interesan. Sus letras nos dicen que son los dos más alejados, a 0,4 y 0,7 UA de su estrella, ambos dentro de la zona de habitabilidad. Por si fuera poco, sus radios son respectivamente de unas 1,6 y 1,4 veces el de la Tierra y cuentan con una gran densidad (10), lo cual nos confirma su caracter rocoso. ¡Nada menos que dos Súper Tierras dentro de la zona habitable! Podemos fantasear con vida (11) surgiendo independientemente en ambos mundos y luego entrando en contacto, pero es nuestro deber regresar a la realidad para poder seguir investigando.
Despidámonos de Kepler 62 f. En cualquier caso no sería un lugar con el cual encariñarse demasiado, pues la elevada gravedad que hallaríamos en la superficie de este mundo nos haría un poco incómoda la vida.



  Siguiente destino: sistema Kepler 69 ¡Sorpresa! No aparece en nuestro catálogo, pero ello es debido a que es demasiado nuevo: la NASA lo descubrió el pasado mes de abril a 2.700 años luz de distancia en la constelación del Cisne. La estrella en cuestión es muy parecida al Sol, aproximadamente con el 81% de su masa y el 93 % de su radio. Kepler 69 b es una Súper Tierra Caliente de libro de texto, pero Kepler 69 c no solo es más pequeño (1,7 radios terrestres), sino que efectivamente orbita en la zona habitable... quizá, pues en realidad se halla justo en su frontera interior (12). ¿Habrá seguido los pasos infernales de Venus? Esta posibilidad le ha valido el calificativo de "Súper Venus", pero a falta de más datos, nos quedamos con la duda.



La posible habitabilidad de este mundo límite (Kepler 69 c) por el momento está en el aire. Quizá no lo sepamos hasta que no lo visitemos, en cuyo caso esperemos que en efecto no sea un Súper Venus.




  Movámonos ahora al segundo mundo en el ranking de nuestro listado, que sin embargo nos va a deparar toda una sorpresa. Nos hallamos ahora en torno a la estrella Gliese 667 C, constelación de Libra a 20 años luz de la Tierra, un astro que en principio tampoco parecería depararnos nada bueno. Con 1,4% la luminosidad del Sol se trata de otra enana roja, sin embargo alrededor de ella giran nada más y nada menos que entre cuatro y cinco Súper Tierras (se manejan dos modelos, con 4 y 5 planetas respectivamente), de las cuales mínimo uno y quizá tres podrían ser habitables.





 Pero nosotros solo nos vamos a centrar en aquel de cuya existencia y habitabilidad estamos más seguros: Gliese 667 Cc.




Recreación artística de Gliese 667 Cc. Como ocurría con Alfa Centauri, este es un sistema estelar triple; en la imagen vemos a las estrellas "A" y "B" del mismo. El artista ha imaginado acertadamente un tórrido lado diurno para este planeta.



  A pesar de que se encuentra muy cerca de su estrella según nuestros parámetros, a tan solo 0,125 UA (algo que ya no nos sorprende), debemos recordar lo extremadamente débil que es esta última, así que a despecho de ello todo los parámetros de habiltabilidad parecen cumplirse. En Gliese 667 Cc, sobre cuya superficie nos posamos, solo se recibe el 90 % de la luz que tenemos en la Tierra, pero la mayoría de ella en longitudes de onda infrarrojas, invisibles para nuestro ojo, así que lo cierto es que allí no veríamos mucho a menos que tuvieramos unas lentes de visión infrarrojas (nuestra MTI viene equipada con ellas, no se agobien, vease de todos modos la nota 13 que quizá sorprenda a algunos lectores). Pero hay más detalles bizarros aquí. No olvidemos la cercanía de Gliese 667 Cc a su estrella, lo cual, a pesar de la baja y no letal luminosidad de esta, tiene no obstante efectos. Resulta que dos cuerpos que orbitan muy cerca, debido a efectos gravitacionales que no tengo tiempo de explicar, tienden a igualar el periodo de rotación de uno con el período orbital del otro, de modo que siempre se muestren la misma cara. Este fenómeno, llamado "anclaje por marea", ocurre con la Tierra y la Luna, con Mercurio y el Sol y quizá también en algún grado entre Gliesse 667 C y Gliese 667 Cc. Así que ese débil e infrarrojo "Sol" que vemos al mirar al cielo desde la superficie de Gliese Cc seguramente tarde mucho tiempo en ponerse o quizá no lo haga nunca. 

Tal vez solo la franja de crepúsculo / atardecer eterno de Gliese 667 Cc fuera habitable si efectivamente su estrella principal brillase siempre en las mismas zonas del planeta (aunque con otras dos estrellas en el cielo tal vez las noches no fueran frecuente en los territorios de la cara "nocturna"). 

  Ejemplo más extremo es el sistema de Gliese 581, que parece un pintoresco plagio del anterior. Misma constelación (Libra), aproximadamente misma distancia, y dos planetas en los que quizá se podría vivir (el optimismo es gratis).



En este esquema del sistema de Gliese 581 debe de recordarse el menor brillo de la estrella, de otro modo los planetas del mismo se freirían.



En este otro gráfico se nos muestra la teórica zona de habitabilidad planetaria del sistema y cómo podría llegar a estirarse un poco en función de las características y evolución propias de los planetas.




  El primero, Gliese 581 c, orbita en la zona habitable, pero a solo 0,07 UA de una estrella que como en el caso anterior es una rojiza, pequeña y débil enana roja. De tamaño a mitad de camino entre la Tierra y Neptuno y con una temperatura superficial estimada entorno a 0 y 40 º C es demasiado grande para ser un planeta como la Tierra, pero tampoco es un gigante gaseoso. Se ha pensado que pudiera ser algo parecido a un Neptuno enano, con lo cual a esa distancia de su estrella hablaríamos de un gran mundo de agua (probablemente aderezada con otros componentes). 

Así podría ser Gliese 581 c: un enorme mundo acuoso.


 Nuestra imaginación no esta preparada para las implicaciones de vivir en un mundo así, con lo que mejor volemos a Gliese 581 g, quien aparece en nuestro listado en el 5º puesto. En 2010 este mundo se hizo famoso al ser el primer planeta potencialmente habitable descubierto fuera del Sistema Solar. Lo que no contó la prensa es que se halla a 0,1 UA de su estrella, y al igual que Gliese 667 Cc probablemente presenta siempre la misma cara a ella. Allí solo nos sentiríamos cómodos en la zona del terminador (aquella a medio camino entre la abrasada cara perpetuamente iluminada y la gélida noche eterna) donde un atardecer o amanecer (según se prefiera) permanece indefinidamente alargado en el tiempo, algo magnífico para filmar escenas románticas de películas, pero que igual tras los primeros miles de años empiece a aburrir. Si hubiera atmósfera en este mundo, las terribles diferencias de temperatura entre uno y otro hemisferio provocarían vientos tales que ríase uno de los ciclones del pacífico. En fin, definir como habitable a Gliese 581 g es tener mucha fe, algo aplicable quizá también a su homólogo 667 Cc.

Zona crepúscular de Gliese 581 g según esta imaginativa recreación artística.



  Nuestra penúltima parada es Tau Ceti e, no confirmado aún, pero 4º en nuestra lista y además el planeta potencialmente habitable más cercano a nuestro Sistema Solar, a 11 años luz de distancia. Poco se sabe de este mundo, pero se le asigna una masa 4 veces superior a la Tierra y una temperatura superficial de unos 64º C de media. Ligeramente caldeada, pero no infernal, podría haber organismos termófilos (14) viviendo allí. Sin embargo el sistema de Tau Ceti, a juzgar por las observaciones, tiene más de 10 veces de material asteroidal y cometario que nuestro Sistema Solar, así que en Tau Ceti e la caída de cosas malas del cielo debe de estar a la orden del día. No sé ustedes, pero entre exceso de calor y lluvias de meteoros y cometas yo no montaría una colonia allí (si el lector gusta de un comentario friki, lea la nota 15). 

 
Aspecto hipotético de Tau Ceti e, de confirmarse la existencia de este mundo estaría muy en el límite de la habitabilidad, según parámetros humanos, claro.



  Ahora sí terminamos, y lo hacemos un mundo que nos infunde la esperanza de hallar un sistema similar al Solar. Hablamos del sistema de Epsilon Eridani, a unos 10,5 años luz de distancia en la constelación de Eridanus. Allí localizamos a Epsilon Eridani b, un planeta con 1,5 masas jupiterianas que orbita una estrella no demasiado distinta del Sol a 3,3 UA de distancia, similar más o menos al caso de Júpiter en nuestro sistema, lo cual quizá del mismo modo permita e incluso favorezca la existencia de planetas rocosos en la zona habitable (16). Curiosamente, también hemos detectado un cinturón de asteroides orbitando a Epsilon Eridani a 20 UA y un anillo de polvo a más de 30 UA, y gracias a las perturbaciones observadas en ellos se intuye la existencia de otros 2 planetas gigantes gaseosos a 25 y 40 UA respectivamente. Ya lo ven, un sistema estelar potencialmente similar al nuestro a solo 10,5 años viajando a la velocidad de la luz, no está mal.

Aquí el artista ha mostrado un cinturón de polvo / asteroides similar a los descubiertos en este sistema así como la presencia de tres lunas en torno a Epsilon Eridani b, siendo probable que tenga muchas más como en el caso de Júpiter.




Captura de pantalla realizada (hace años, el 2 de febrero de 2006) con el programa Starry Night, ubicándome virtualmente en Epsilon Eridani y apuntando con un "telescopio" hacia el Sol. Cierto es que semejante telescopio tendría que ser de ordago para detectar lo que aparece en la imagen. Por aquel entonces yo no sabía que pudiera haber ningún planeta alrededor de esta estrella, y creo que de hecho aún no se había descubierto ninguno, pero en la ficción Isaac Asimov ubicaba aquí al planeta "Aurora" de sus novelas de Robots / La Fundación y por eso lo miré, así de friki soy... y parece que Asimov no iba tan descaminado.




  Y hasta aquí nuestro viaje. Ahora es el momento de, al igual que en las excursiones escolares, sacar conclusiones de lo que hemos visto. ¿De donde han salido todos esos Jupiteres calientes? ¿Cómo modifica ello a nuestras teorias sobre la formación de sistemas estelares y las posibilidades de encontrar planetas como la Tierra? ¿Hasta que punto podemos considerar probable la aparición de la vida a juzgar de lo descubierto hasta ahora? Pero lejos de querer saturar a los lectores, mejor dejarlo para el capítulo siguiente.



 Notas:

  

1: Nuestra capacidad para detectar planetas extrasolares abarca un radio de aproximadamente 200 años luz, aunque unos pocos mundos han sido excepcionalmente descubiertos más lejos.



2: Según Wikipedia descubierto el 6 de octubre de 1995 por Michel Mayor y Didier Queloz en la revista científica Nature, volumen 378, página 355, usando el método de la velocidad radial. Aquello fue una conmoción en la comunidad científica... y quedó abierta la veda.



3: Usualmente los planetas extrasolares se nombran con el nombre de su estrella principal más una letra (de la b a la z, siendo la "a" la propia estrella) en función del orden en que son descubiertos, que en general suele corresponderse a con su cercanía a dicha estrella, segun ello la Tierra podría haber sido "Sol d" de haber sido descubierta como exoplaneta.



4: Júpiter se usa como unidad de masa en relación con los planetas gigantes gaseosos, mientras que la Tierra es usada para lo mismo respecto a los planetas rocosos, vease las Súper Tierras por ejemplo.



5: Recuerde el lector que 1 UA o Unidad Astronómica es la distancia a la que la Tierra dista del Sol.



6: Decía Einstein que no hay nada más rápido que la luz, excepto las malas noticias, que siguen sus propias leyes.






8: Zona apodada "Ricitos de Oro", pues al igual que la sopa que elegía la protagonista del cuento, no está ni demasiado fría ni demasiado caliente.



9: Las exclamaciones no son exageradas, y es que debo de añadir que en otros discos de acreción protoplanetaria detectados se han llegado a vislumbrar los "surcos" que forman los planetas en formación al barrer el material que van encontrando, tal y como ocurrió en nuestro propio Sistema Solar. Lamentablemente no he encontrado fotos ni más detalles, a parte de una sucinta mención a este hecho en el libro que he usado para este capítulo y que dejo en la Bibliografía.



10: Segun los datos de la misión Kepler, sus masas rondarían las 35-36 masas terrestres, con unas condiciones un tanto aplastantes en su superficie.



11: En relación a la nota anterior, no podemos imaginar como sería la vida compleja en caso de aparecer en unas condiciones de tanta gravedad, tal vez fueran organismos acuáticos, o en caso de ser terrestres deberían de ser muy fuertes y achaparrados.



12: Aquí igual nos quemábamos con la sopa.



13: Nuestros ojos están a adaptados a recibir las longitudes de onda más abundantes que emite nuestro Sol y a las que hemos dado el nombre de "luz", pero otros organismos que desarrollaren unos organos de visión en otros mundos se adaptarían dado el caso a longitudes de onda distintas y probablemente no vieran nada o muy poco en la Tierra. Algo parecido ocurre con la clorofila que usan los vegetales para realizar la fotosíntesis, otros organismos autótrofos en otros planetas tal vez debieran de usar otros pigmentos con otros colores (según nuestra óptica, claro está), lo cual teñiría sus "bosques" en tonos que nos resultarían desconcertantes.



14: Dícese de los organismos microscópicos que gustan de vivir en condiciones de muy altas temperaturas, como es el caso de aquellos que habitan en las chimeneas volcánicas de las dorsales oceánicas, realizando reacciones químicas con los elementos allí disponibles para obtener energía de la cual vivir (quimiosíntesis) y por lo tanto independientes del Sol. También viven al margen de lo que haga el Sol los gusanos, pólipos, crustáceos y demás criaturas que se alimentan exclusivamente de estos microorganismos y que forman una insólita comunidad biológica que migra de una chimenea a otra cuando la actividad volcánica de una se acaba.



15: En las dos famosas novelas de ciencia ficción "Hyperion" y "La caída de Hyperion" (que conforman los llamados "Cantos de Hyperion") escritas por Dan Simons (la primera de las cuales dicho sea de paso ganó los premios Hugo y Locus en 1991, y la segunda también el Locus y quedó finalista para los Hugo y Nebula el año siguiente), se plantean a Tau Ceti (no sabemos que letra) como el planeta central de la Hegemonía del Hombre, una suerte de red de mundos que aglutina a la civilización humana de un futuro remoto. Curiosidades a parte, los libros van mucho más allá de la simple ciencia ficción y merecen bastante la pena.



16: Recuérdese que ya apuntamos como Júpiter, y cualquier planeta de tamaño y distancia a su estrella similares, podría limpiar el sistema de objetos peligrosos para los planetas rocosos interiores, favoreciendo la supervivencia de estos últimos.



Webgrafía:


- Acerca de la página web que nos ofrece un cumplido catálogo de planetas habitables:  http://phl.upr.edu/hec


 
-  Respecto de Gliese 667:  http://arxiv.org/pdf/1202.0446v1.pdf

- Lo que la NASA nos cuenta de los sistemas de Kepler 62 y Kepler 69, aprovechando que su web vuelve a funcionar: http://www.nasa.gov/mission_pages/kepler/news/kepler-62-kepler-69.html

-  Wikipedia. Si la usan, contrasten al menos las fuentes, en ocasiones sus artículos no son 100% fiables en temas tan "fronterizos" como este.



Bibliografía:


- "Exoplanetas", Álvaro Giménez, editorial Cátara & CSIC.


 



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