jueves, 19 de marzo de 2015

Capítulo XXXII: Safari Jurásico. Primera Parte.



Capítulo XXXII: Safari Jurásico.
Primera Parte.



 Sea bienvenido el lector a este blog, cuyo objetivo resulta que consiste en viajar a lo largo de la historia del universo en general y de nuestro planeta en particular, narrando en el proceso la cadena de acontecimientos que han llevado a que ahora mismo tengamos el privilegio de existir (algo auténticamente extraordinario, la verdad). Tras treinta y dos densos capítulos finalmente hemos llegado al que puede que sea uno de los clímax de este blog: el periodo Jurásico, "la edad de oro de los dinosaurios".  

 Es imposible que nadie permanezca indiferente ante la palabra "dinosaurio", simplemente los hemos visto brincar de un lado a otro y comerse gente en demasiadas películas. Paradójicamente la mayor parte del público carece en general de una idea precisa acerca de qué eran en realidad estos seres, más allá de ese vago concepto de "enormes y terribles reptiles que vivieron hace mucho mucho tiempo, cuando ni siquiera había personas". Curiosamente la palabra dinosaurio significa exactamente eso, "lagarto terrible", pues eso es lo que parecían cuando se descubrieron a finales del S.XIX. Y de alguna manera esa idea ha quedado insertada en nuestras mentes. Pero... ¿qué sucedió realmente en el Jurásico? En este capítulo viajaremos hasta tan remota época, hace unos 200 - 145 millones de años, y nos enfrentaremos cara a cara con las criaturas que allí vivieron. A fin de cuentas nuestros pequeños y arcaicos antepasados, diminutos mamíferos del tamaño de una rata, vivieron en aquellos tiempos, con lo cual también aprenderemos algo más acerca de nuestro pasado.  

 Dicho esto, si le parece bien al lector viajemos al Jurásico. Claro que "Jurásico" solo es un nombre, sonoro después de ciertas películas, pero solo un nombre. Tal vez si lo ubicamos en una tabla temporal tenga más sentido. Seguro que a Wikipedia no le importa que le tome prestada una (más algunas necesarias anotaciones mías).


EónEraPeríodoÉpocaMillones años
Fanerozoico
(hay tres eones anteriores, el Hadéico, el Arcaico, y el Proterozoico, abarcando cosa así de unos 4.000 millones de años entre ellos).
Cenozoico ("era de los mamíferos")CuaternarioHoloceno (AHORA)0,011784
Pleistoceno2,588
NeógenoPlioceno5,332
Mioceno23,03
PaleógenoOligoceno33,9 ±0,1
Eoceno55,8 ±0,2
Paleoceno65,5 ±0,3
Mesozoico
("era de los dinosaurios")
Cretácico145,5 ±4,0
<< Jurásico >>199,6 ±0,6
Triásico (los reptiles mamiferoides logran recuperarse tras el duro golpe recibido, pero finalmente terminan retrocediendo posiciones frente a otras criaturas como los reptiles diápsidos. El final del periodo se salda con una extinción masiva que pone fin a los reptiles mamiferoides; solo sus descendientes mamíferos sobrevivirán. Poco antes un grupo de diápsidos había dado lugar a las primeras formas de dinosaurios. Otros grupos de diápsidos se adaptan a la vida en el mar y en el aire. En los océanos, salvo por los reptiles gigantes, la vida adopta un aspecto moderno).251,0 ±0,4
Paleozoico Pérmico (se ensambla el supercontinente Pangea, auge de los reptiles mamiferoides, clima árido, el periodo termina con una extinción masiva que elimina al 90% de las especies de animales y a la mitad de las vegetales)299,0 ±0,8
Carbonífero (colonización activa del medio terrestre, frondosas selvas con insectos y anfibios gigantes)Pensilvaniense318,1 ±1,3
Misisipiense359,2 ±2,5
Devónico (era de los peces, escorpiones marinos gigantes, primeros anfibios)416.0 ±2,8
Silúrico (primeros insectos y plantas terrestres)443,7 ±1,5
Ordovícico (primeros peces aún muy primitivos, grandes moluscos acorazados dominan el mar)488,3 ±1,7
Cámbrico ("explosión cámbrica", gran radiación de la vida compleja. Aparecen todos los filos de la vida moderna y también otros extraños linajes que no tendrán continuidad.)542,0 
    
 Bien, ahora que sabemos un poco mejor adonde nos dirigimos es momento de partir. Para el lector no iniciado hay que decir que este blog funciona a modo de Máquina del Tiempo Imaginaria. Así es, con el poder de nuestra imaginación viajaremos sin problemas a la era de los dinosaurios, así que sujetese bien porque allá vamos. 

 El mapa terrestre del periodo Jurásico no se parece mucho al actual. El anterior supercontinente, Pangea, el último de todos cuantos hasta ahora han existido en la Tierra, ha empezado a dividirse, marcando el germen de lo que algún día serán nuestros actuales continentes. Seguramente que el lector no tendrá muchos problemas en empezar a vislumbrar sus formas en los dos siguientes mapas, que también he cogido prestados de la Wikipedia y que marcan el comienzo y el final del periodo respectivamente:









  Como podemos ver, en el lapso de unos 55 millones de años toda Pangea (Laurassia al norte más Gondwana al sur) literalmente ha saltado por los aires. Ligados a tanta actividad geológica, durante todo el Jurásico no faltaron volcanes, fallas y terremotos para "animar" un poco el ambiente (que ya de por sí estaba animado como ya veremos).

  En cuanto al clima, frente a la aridez extrema del periodo anterior, el Jurásico se caracterizó por un ambiente húmedo y caluroso bajo el cual se extendieron enormes y tupidas selvas tropicales.  

  Ahora que ya tenemos una panorámica general del tipo de planeta en que nos encontramos, es momento de hacer algunas averiguaciones acerca de lo que ha venido ocurriendo con la vida animal hasta el momento. 

  Durante el periodo anterior, el Triásico, numerosas especies de reptiles han ido floreciendo, entre ellos nuestros antepasados, los así llamados reptiles mamiferoides, quienes llegaron a ser los animales dominantes durante un tiempo. Sin embargo pronto fueron desbancados y superados por otro grupo de reptiles conocidos genéricamente como diápsidos (para más información véase el capítulo anterior). De entre todos los diápsidos un grupo va a sobresalir sobre todos los demás: los dinosaurios. Los dinosaurios desarrollaron una nueva disposición de los huesos de la cadera y de las patas que les permitieron desplazarse más rápidamente y con un menor consumo de energía, una ventaja crucial en el duro clima del Triásico, en el cual las fuentes de alimento podían distar enormemente unas de otras.


 Si bien los dinosaurios fueron dominantes sobre la tierra, otros grupos de diápsidos (de los cuales ya hablaremos) lograrán paralelamente dominar el mar y el cielo. Serán los Ictiosaurios y Plesiosaurios en el agua y los Pterosaurios en el aire, pero mejor no adelantemos acontecimientos.



Cladograma de los reptiles. Más información sobre ello en el capítulo anterior.Fuente: http://linaferro.blogspot.com.es/2012_07_01_archive.html






 A finales del Triásico ocurrió un desastroso evento conocido como "la extinción masiva del Triásico-Jurásico". El 35% de las criaturas marinas desaparecieron para siempre, y en la superficie aproximadamente el 50% de los animales fueron misteriosamente aniquilados. ¿Porqué? Volcanes, el siempre recurrente meteorito, un repentino cambio climático provocado por un desajuste en la composición atmosférica... probablemente nunca lo sabremos, pero una cosa esta clara: los dinosaurios no solo sobrevivieron, si no que además vieron su camino desbrozado de competidores. Los reptiles mamiferoides fueron erradicados en casi todo el planeta, salvo en un remoto valle de la actual China en donde sobrevivieron unos pocos millones de años antes de sucumbir también allí (véase nota 1). Sin embargo los reptiles mamiferoides no desaparecieron del todo, justo antes de extinguirse dejaron un legado para el futuro: los verdaderos mamíferos, pequeñas criaturas con el aspecto (solo en apariencia) de toscas musarañas o roedores, en general de hábitos nocturnos y que de alguna manera encontraron su lugar entre los terribles reptiles diápsidos que les rodeaban. Además de los reptiles mamiferoides, cayeron también los viejos grupos de anfibios gigantes que aún quedaban, algunos parientes arcaicos de los dinosaurios, etc. Sin embargo los reptiles marinos y aéreos continuaron prosperando paralelamente a los dinosaurios.



 En conclusión el Jurásico se preparaba para ser, como de hecho lo fue, la edad de oro tanto de los dinosaurios como de otros reptiles igualmente increíbles. 



 Y al fin ha llegado lo que seguramente el lector esperaba, el momento de descender a la superficie y adentrarnos en las salvajes y peligrosas selvas jurásicas. Allá vamos.

 Caemos en medio de un espeso y húmedo bosque a cuya superficie la luz del sol cae atenuada. La vegetación de la época es arcaica, pero aún así reconocemos la mayoría de las plantas a través de las cuales nos vamos abriendo camino, pues son géneros que siguen existiendo hoy en día. Numerosas coníferas tales como variados tipos de pinos o también Araucarias alzan sus copas hacia el cielo. 

Araucarias en la niebla. Fuente: http://www.fotonaturaleza.cl/details.php?image_id=22664


  A nuestra altura atravesamos (machete imaginario en mano) un mar de helechos y equisetos. 

Equisetos.

 También encontramos algunas enormes palmeras aquí y allá. Sin embargo ni las flores ni la hierba han evolucionado aún. 

 En una zona un poco más despejada hallamos un Ginko, quizá una de las especies de árboles más extraordinarias que habitan sobre el planeta. Lleva existiendo nada más y nada menos que desde el Pérmico (véase tabla) y aún sobrevive en la actualidad. Las características de este tipo de árbol de hoja caduca son tan extrañas que no se lo puede relacionar con ningún otro y ocupa una rama propia (nunca mejor dicho) en la historia evolutiva de las gimnospermas (árboles con semilla desnuda, es decir, sin flores).

Un Ginko otoñal, un auténtico fósil viviente. Fuente: http://forestertreeservice.com/ginkgo-biloba/

Hojas de un Ginko, esenciales para reconocerlo. Piensen que su diseño ha permanecido inalterado durante unos 300 millones de años.

 Un fuerte sonido nos saca de nuestras divagaciones sobre el mundo vegetal. Retumban estruendosas pisadas y al poco rato aparece ante nosotros un descomunal animal. Se trata de un Cetiosaurus, uno de los primeros miembros de un exitoso grupo de dinosaurios conocido como "saurópodos". Largos cuellos y colas, diminuta cabeza, piernas robustas como columnas, enormes tamaños, seguro que el lector está familiarizado con estas criaturas.


Grupo de Cetiosaurios. Con unos 14 metros de longitud su presencia debía de imponer respeto. Fuente: http://www.surfacevision.com/cetiosaurus-image.html



  Los saurópodos son un grupo curioso de dinosaurios. Sus antecesores, los prosaurópodos, eran animales bípedos y mucho más pequeños. Sin embargo según su sistema digestivo fue tornándose más grande y pesado les fue más difícil mantenerse solo sobre dos patas (debido a la estructura de sus cuerpos, el peso tendió a cargarse hacia delante) y regresaron a la postura cuadrúpeda que sus ancestros remotos una vez habían tenido. A partir de ahí los cambios se sucedieron con rapidez. El tamaño corporal aumentó, tal vez para protegerse de los depredadores, y el cuello incrementó su longitud para lograr una mayor eficacia a la hora de alimentarse. Usualmente se tiende a pensar que los saurópodos usaban su extenso cuello como las actuales jirafas, con el fin de acceder a las copas más altas de los árboles. Sin embargo parece ser que este no era el caso de la mayoría de ellos, que mantenían la cabeza relativamente al nivel del cuerpo y usaban el largo cuello para alcanzar una amplia área de vegetación sin tener que moverse. Terminado el "barrido", darían unos pocos pasos y volverían a repetir el proceso. La enorme cola sirvió como contrapeso al larguísimo cuello y puede que también pudiera ser blandida contra los depredadores.

 Sorprendentemente en el Jurásico aún sobreviven algunos pocos prosauropodos que nos permiten apreciar mejor los notables cambios experimentados por sus enormes descendientes. Precisamente tenemos uno a mano (véase nota 2), el Massopondylus.


 Massospondylus, un prosaurópodo, genialmente recreado por Masato Hattori, cuya web es altamente recomendable y adjunto a continuación. Casi todos los prosaurópodos contaban con unas misteriosas garras en sus manos, tal vez un medio de defensa, o quizá servirían para desenterrar raices o tubérculos (o más probablemente para ambas y aún otras funciones). La web de Hattori:
http://masahatto2.p2.bindsite.jp/pg176.html



 No todos los sauródodos serán tan "normales" como el Cetiosaurio. Digamos que este fue el diseño más básico del grupo, pero pronto distintas especies fueron especializándose de diferentes modos, algunos ciertamente extraños e incluso perturbadores. ¡Empecemos pues la búsqueda de los saurópodos más bizarros!

 A mi juicio el primer premio lo ostenta el Shunosaurus. Este animal era bastante más pequeño que otros saurópodos (9 metros de largo), de proporciones quizá un poco más compactas y... ¡portaba una maza con pinchos al final de la cola! Cuando se descubrió el primer esqueleto los paleontólogos pensaron que la maza simplemente era una especie de aberración tumorosa, hasta que aparecieron veinte esqueletos más, todos con sus mazas pinchudas al final de sus colas. Shunosaurus al parecer fue un saurópodo muy común durante el Jurásico medio, y la presencia de su "cachiporra natural" nos muestra que efectivamente las colas de los saurópodos cumplían una función defensiva además de estructural. 



Grupo de Shunosaurios abrevando en un río. La maza con pinchos era maciza, hecha de puro y duro hueso.

 Shunosaurus se descubrió en China (véase nota 3), y allí nos aguarda un nuevo saurópodo extraño: Mamenchisaurus. Como más vale una imagen que mil palabras, oportunamente nos cruzamos con un par de ellos:




Mamenchisaurus. Fuente: http://www.3dvf.com/forum/3dvf/Travaux-Termines/3D/mamenchisaurus-sujet_860_1.htm


Mamenchisaurus en un museo de Japón, publicada en Flickr por el usuario Kabacchi: "Mamenchisaurus – 03. Licensed under Creative Commons Attribution 2.0 via Wikimedia Commons".



 El cuello del Mamenchisaurus se extendía 14 de los 21 metros que medía el animal, es decir, abarcaba 2/3 del total de su longitud. Las vertebras son muy ligeras y están hechas con finas láminas y riostras con el fin de que toda la estructura pudiera sostenerse. El fin último de tan increíble diseño parece ser el que ya comentamos antes, poder "pescar" la mayor superficie posible de vegetación sin moverse del sitio. 



 Para encontrarnos con nuestro tercer saurópodo peculiar debemos de movernos a lo que un día será la "vieja Europa". El subcontinente europeo era por entonces una cadena de islas, y precisamente es en las islas en las cuales se produce un fenómeno conocido como "enanismo insular". Ocurre que los animales que se ven de repente encerrados en una isla y obligados a vivir en un ecosistema reducido, deben a su vez reducir sus tamaños para adaptarse a la escasez de terreno y recursos. Esto ha pasado en tiempos recientes (geológicamente hablando), como en el caso del mamut enano de Sicilia, que en su edad adulta tenía el mismo tamaño de un elefante actual recién nacido. Y lo mismo sucedió con algunos saurópodos como el Europasaurus, que manteniendo las formas de sus enormes parientes, redujo su tamaño hasta unos modestos 6 metros:

Pareja de Europasaurus. Fuente: http://ntamura.deviantart.com/art/Europasaurus-346933274


 Para terminar con los saurópodos debemos de viajar ahora a la Norteamérica de finales del Jurásico, en donde nos quitamos el sombrero ante la cumbre de la evolución de este grupo... literalmente. De repente nos encontramos delante de un verdadero titán, todo un monstruo vegetariano: el Brachiosaurus, animal bastante famoso debido a cierta película que fue generosamente oscarizada en su día.

Brachiosaurus en un fotograma de la película "Parque Jurásico". Curiosamente, de entre todos los animales que aparecían en el film este era uno de los pocos que efectivamente pertenecía al periodo Jurásico; por ejemplo los animales que se ven al fondo son del periodo siguiente (el Cretácico), así como también el mítico Tiranosaurio o los terribles Velociraptores. Con todo, debo de decir que yo fui uno de los muchos niños que aprendió a maravillarse con los dinosaurios gracias a esta película. 

Esqueleto de Brachiosaurius alza su cuello hacia las alturas en el Museo de Historia Natural de Berlín. Fotografía del autor.


 Entre 35 y 60 toneladas de peso estimado, hasta 13 metros de altura, 25 metros de largo... Lo midamos como lo midamos Brachiosaurus rompía con todos los moldes. Ahora sí que nos encontramos con un saurópodo que se adecuaba a lo que hoy entendemos como el modo de vida de las jirafas, monopolizando las copas más altas de los árboles de la época. Se ha debatido mucho acerca de como funcionaba el metabolismo de este animal, en especial como demonios se las apañaba el corazón para bombear la sangre hasta la cabeza. Algunos especialistas han argumentado que, por muy grande y poderoso que fuera dicho corazón, tendría que haberse visto ayudado gracias a diversas válvulas auxiliares a lo largo del cuello, es decir, Brachiosaurus habría tenido varios corazones (uno principal y sus ayudantes, por decirlo de alguna manera). Funcionara como funcionara, nos encontramos ante un animal maravilloso y sorprendente (véase nota 4).

 Sin embargo antes de concluir nuestro examen sobre los saurópodos debemos de entrar a discutir un punto clave que ha dividido durante años las opiniones de los expertos en la materia y que puede que también haya estado intrigando al lector... ¿Cómo estos gigantescos animales lograban obtener la comida necesaria para mantener sus enormes cuerpos? La primera pista la encontramos en la abundante vegetación de la época, que cubría gran parte del globo con selvas y bosques y que permitía la existencia de animales que de haber vivido hoy en día habrían muerto de hambre. Además, sus sistemas digestivos debían de ser realmente enormes y formidables, sin duda estos dinosaurios debían de tener un estómago totalmente "a prueba de bomba". En contraste con ello, sus dientes eran bastante simples, incluso débiles en algunos ejemplos como el del famoso Diplodocus.
Cráneo de Diplodocus.
Ello nos habla de una especialización extrema que parece que se fundamentó únicamente en una alimentación ramoneadora, es decir, basada únicamente en hojas, por lo general tiernas y que estos animales cortarían y se tragarían sin más. A la larga esta dieta tan restrictiva y los tamaños excesivos de estos dinosaurios harían mella en el grupo, como veremos en los capítulos siguientes. 

 Diplodocus ramoneando, sus finos dientes únicamente servían para cortar la vegetación, que el animal tragaba sin masticar. Por cierto, este dinosaurio alcanzaba la friolera de 27 metros de longitud. Su nombre significa "doble viga" en alusión a la forma de sus vértebras, diseñadas para soportar una elevada tensión al modo de las estructuras de muchas construcciones modernas (véase nota 5).
                           Fuente: http://dinosaurios.org/diplodocus/



  Por otro lado queda pendiente la ya clásica polémica de si los dinosaurios eran de sangre fría o caliente. Se ha argumentado mucho y con éxito a favor de la existencia de dinosaurios de sangre caliente con metabolismos similares a los de sus descendientes modernos, las aves. A fin de cuentas los dinosaurios comenzaron siendo animales veloces y ligeros, y muchos de ellos continuaron siéndolo durante toda su era, como el caso de la mayoría de los dinosaurios carnívoros. Sin embargo esto nos crea un gran debate respecto de los saurópodos. Un organismo homeotermo o de sangre caliente (son sinónimos) puede mantener una temperatura constante e independiente a la del ambiente, así como desplegar una actividad constante. A cambio de todo esto, los animales homeotermos deben de comer mucho, muchísimo más que los animales ectotermos (de sangre fría). Un cocodrilo se basta con cazar una presa más o menos cada semana (y eso siendo generoso), pero un león tiene que estar cazando todos los días si quiere sobrevivir. La regla general es que los animales homeotermos deben de consumir de media diez veces más alimentos que los ectotermos. Ahora bien... ¿Cuanto habrían tenido que comer los saurópodos de haber sido animales homeotermos? La respuesta es devastadora: aunque hubieran estado engullendo las 24 horas del día habría sido imposible que la cantidad necesaria de comida hubiera pasado a través de su tracto digestivo y sido asimilada a tiempo. Hubieran muerto irremisiblemente de hambre. ¿Donde nos deja esto? La única solución es desdibujar nuestras actuales fronteras entre animales homeotermos (sangre caliente) y ectotermos (sangre fría). No pensemos solo en leones y cocodrilos, sino en toda una amplia gama de estados intermedios. De este modo habrían existido dinosaurios más o menos cercanos al modo de vida homeotermo o ectotermo según el caso, pudiendo haberse hallado algunos de ellos justo en medio entre ambos extremos. En el caso concreto de los saurópodos, estos habrían jugado la baza de sus enormes dimensiones. Al aumentar el tamaño de un animal la superficie de su piel crece al cuadrado y su volumen al cubo, con lo cual cuanto más grande sea más cantidad de calor puede retener sin que se disipe. Esto convertía a los saurópodos en lo que se ha venido a llamar "gigantotermos" u "homeotermos inerciales", siendo estas criaturas en teoría de sangre fría pero logrando funcionar en la práctica como animales de sangre caliente, convirtiéndose de hecho en enormes acumuladores de calor (lo cual les permitiría resistir la mayoría de los cambios en la temperatura exterior, algo parecido a lo que ocurre con el mar, que posee inercia térmica y en otoño aún mantiene parte del calor del verano). Por otra parte el análisis del tejido óseo de los fósiles de muchos dinosaurios revela una estructura que tiene características en común tanto con los animales homeotermos como ectotermos, abalando la hipótesis híbrida.



 Cabe ahora preguntarse qué tipo de seres cazaban o al menos intentaban cazar a tales gigantes vegetarianos. Primero debemos de remarcar el hecho de que probablemente los saurópodos más grandes carecieran de depredadores una vez alcanzaran la edad adulta, de modo similar a como ocurre hoy en día con los modernos elefantes. Sin embargo tanto las especies más "pequeñas" como los jóvenes retoños de las grandes estaban sometidas a una constante amenaza, la de los terópodos.

 Dentro del suborden "Theropoda" englobamos a todos los dinosaurios carnívoros, los cuales parecen estar cortados todos exactamente por el mismo patrón: son bípedos, sus brazos son muy cortos en relación con sus patas y sus cuerpos echados hacia adelante se equilibran mediante una larga cola. A partir de ahí, nos encontramos con una amplia variedad dentro del grupo. Antiguamente los paleontólogos no se complicaban la vida y dividían a todos los terópodos en dos grandes clasificaciones:

     - Carnosaurios: todos los terópodos grandes.

     - Celurosaurios: todos los terópodos pequeños. 

 Esta clasificación resultó ser tan simple como idiota y pronto dejó de ser útil en cuanto empezaron a descubrirse carnosaurios pequeños y celurosaurios más grandes de lo debido, así como otros terópodos de difícil clasificación. La actual clasificación en vigor es bastante más compleja y no quisiera aturullar con ella al lector. Aún así el rigor me obliga a ello, pero al menos lo haré mediante un esquema con el fin de que sea un poco menos difícil de seguir:


Fuente: http://dinosaurrenaissance.blogspot.com.es/2013/05/plumas-donde-paramos-ii.html (si se preguntan por la estrella, en el blog del cual he tomado prestado el esquema justo hablaban de los pequeños miembros de Compsongnathidae).


 Como ven, todos los terópodos evolucionados, incluyendo a las aves, pertenecen a "Tetanuare", un grupo caracterizado inicialmente por colas rígidas (con las vértebras soldadas entre sí) y tres dedos en las extremidades delanteras. Nos centraremos plenamente en los miembros de Tetanurae en próximos capítulos, pues alcanzaron su máximo desarrollo en el siguiente periodo, el Cretácico, abarcando a terópodos de muy distinta planta tales como Tiranosaurios y Velociraptores entre otros muchos. Por el momento vamos a hablar de algunos de sus predecesores, por ejemplo los Celofísidos (Coelophysoidea). Si uno de todos ellos debe de sorprendernos, ese es Dilophosaurus. 

Dos Dilophosaurios al ataque. El aspecto real de estos seres es muy diferente al que nos enseñó en su día la película Parque Jurásico. Fuente: http://critters.pixel-shack.com/
Enigmático cráneo de Dilophosaurus. Fuente: http://fr.academic.ru/dic.nsf/frwiki/514615

 Con sus dos llamativas crestas, su peculiar mandíbula y sus 6 metros de longitud puede que fuera uno de los terópodos más extraños de todos. En general hay consenso acerca de que las crestas debían de tener una función ritual, ya sea en el cortejo o para identificarse unos a otros cuando cazaban en grupo (se descubrieron varios esqueletos juntos, lo cual sugiere que eran animales gregarios). Pero... ¿y las mandíbulas? Parecen ser muy débiles como para haber sido empleadas en la caza de presas grandes... ¿Estaban especializados estos animales en la obtención de carroña? ¿Cazaban solo presas pequeñas? ¿Tal vez empleaban sus peculiares mandíbulas para sacar a nuestros ancestros mamíferos de sus escondrijos? ¿o quizá para pescar? Hoy por hoy, sea cual sea la solución, no tenemos ni idea de cual puede ser. Los restos de tan enigmático dinosaurio han sido hallados en lugares tan distantes pero antaño conectados como EE.UU. y China. 

 Otro terópodo que merece nuestra atención lo encontramos dentro del grupo Ceratosauridae, y de hecho da nombre al mismo: el Ceratosaurus. 



Ceratosurus abriéndose paso a través de la espesa vegetación jurásica. Fuente: http://shadowness.com/DryJack/ceratosaurus-2

Cráneo de Ceratosaurus. Al parecer está a la venta, a cambio de una millonada claro. Más información en la web de donde he sacado la imagen:
http://www.gizmodo.com.au/2013/11/ancient-bones-and-millionaires-dinosaurs-for-sale-in-manhattan/



 Con sus seis metros de largo era un dinosaurio pequeño si lo comparamos con otros terópodos que ya se verán, pero sus espectaculares cuernos sin duda le debían de proporcionar un aspecto formidable.



 Y ahora, a pesar de lo que he escrito antes, hagamos una breve incursión en el grupo estrella de los terópodos: Tetanurae, pues algunos de sus miembros empezaron a despuntar a partir de la segunda mitad del Jurásico. Uno de los tetanuros más insólitos habitó en un lugar que hoy nos parece increíble pero que en aquellos tiempos aún conservaba bosques y verdes praderas llenas de helechos: la Antártida. En honor a tan hoy gélido lugar se llamó a este dinosaurio "Cryolophosaurus", que significa "lagarto crestado helado". ¿Crestado? ¡Vaya que sí!


Cryolophosaurus correteando por bosques que unos cuantos millones de años más tarde serían sepultados por centenares de metros de hielo y nieve. ¿Qué fascinantes animales habitaron en la Antártida cuyos restos yacen enterrados bajo enormes glaciares? Supongo que no sería buena señal que algún día llegáramos a averiguarlo (a menos que inventáramos mega-escáneres de altísima precisión).
Fuente: http://dinopedia.wikia.com/wiki/Cryolophosaurus


Esqueleto de Cryolophosaurus. Fuente: http://dinopedia.wikia.com/wiki/Cryolophosaurus?file=CryolophosaurusReconstruction.jpg


 De nuevo estamos ante un terópodo pequeño, pues Cryolophosaurus no pasaba de los seis metros de longitud. Por otra parte, dentro de Tetanurae este animal tiene una clasificación confusa en la que se le suele dejar una rama (clado es la palabra técnica) para él solo.

 Puede que el lector tenga ganas ya de carnívoros más grandes, si es el caso, cumpliré con sus deseos, y no solo eso, de paso conoceremos al terópodo más común y más conocido del Jurásico: el Allosaurus. Puede que su nombre no resulte demasiado sonoro, pero este animal era tan frecuente en el Jurásico como hoy lo puedan ser los leones en África, los jaguares en Sudamérica o los lobos en algunas regiones de Europa. Era el súper-depredador de su época y su género se dividió en muchas especies (véase nota 6), algunas pequeñas como los terópodos que hemos visto hasta ahora y otras mucho más grandes, siendo los 12 metros de longitud el tamaño máximo registrado para este tipo de animal. Cómo parece que era la norma entre los terópodos del periodo, Allosaurus (cuyo nombre significa "reptil extraño" a pesar de ser tan común), poseía dos medio cuernos encima de cada ojo. 

Allosaurus. Fuente: http://www.huffingtonpost.com/2013/05/22/allosaurus-feeding-falcons-computer-simulation_n_3318567.html En el citado enlace se discute como se ha descubierto que, dada la robusta musculatura del cuello de este animal tendría un modo de alimentarse similar al de los halcones modernos, agachando la cabeza y tirando hacia arriba con fuerza, al contrario que su primo el Tiranosaurio, que parece que únicamente se limitaba a tirar de su descomunal cabeza tras morder a sus presas. A modo de curiosidad, es precisamente la réplica de un esqueleto de Allosaurus la que da la bienvenida a los visitantes en el edificio de fósiles y mineralogía del Museo de Ciencias Naturales de Madrid. 

 Allosaurus pertenece a un grupo de Tetanurae que recoge uno de los nombres de la vieja clasificación: "Carnosauria" (véase esquema). Los carnosaurios eran tetanuros bastante grandes, aunque cómo hemos visto no fueran los únicos dinosaurios carnívoros enormes que existieron (de todos modos cuando lleguemos al cretácico conoceremos a un carnosaurio que será el mayor depredador terrestre que jamás haya existido... y no se tratará del Tiranosaurio, que perteneció a otro grupo paralelo llamado "Coelurosauria").

  De todos modos Tetanurae todavía nos depara otras sorpresas aún sin salirnos del periodo. No todos los terópodos que formaban sus filas eran enormes carnívoros con extraños cuernos en la cabeza. También evolucionaron animales pequeños, muy pequeños, algunos del tamaño de una gallina. Los más evolucionados de todos ellos pertenecieron a una gran y diversa rama (clado) de tetanuros llamada "Coelurosauria" (véase nota 7). Estos pequeños seres eran dinosaurios rápidos y veloces como el Compsognathus (Compi para los amigos), que se hizo mundialmente famoso con la secuela de cierta película de ciencia ficción. 


Este Compsognathus ("mandíbula bonita") posa para nosotros. Fuente: http://baryonyx-walkeri.deviantart.com/art/JP-Compsognathus-354219238
 Puede que fuera a partir de dinosaurios no muy distintos de este desde donde partió una de las más grandes innovaciones del mundo animal: las aves. Las aves, sin duda el mayor éxito del grupo Tetanurae, aparecieron en el Jurásico. Cómo, es una historia que merece la pena ser contada con calma en el siguiente capítulo. Y no solo eso, hasta ahora solo hemos hablado de Saurópodos y Terópodos, ambos pertenecientes a Saurischia, los también llamados "dinosaurios con cadera de reptil". Sin embargo nada hemos dicho de su grupo hermano: Ornithisquia, los "dinosaurios con cadera de ave" (en realidad no tenían nada que ver con las aves a pesar del nombre). ¿Qué fue de los ornithisquios durante el Jurásico?



¿Y qué fue de los otros reptiles diápsidos que dominaron el mar y el cielo? ¿Y de los mamíferos que aparecieron por vez primera en este periodo?

 Todas las respuestas y mucho más lo podrán encontrar y disfrutar en el próximo capítulo. Un fuerte saludo y hasta entonces.




Notas:


1)  En la cuenca de Lufeng se descubrió un extraordinario yacimiento en cual no solo se desenterraron gran número de dinosaurios, en especial prosaurópodos, sino también otros animales que se habían extinguido en todo el resto del mundo menos allí, tales como algunos arcanos reptiles mamiferoides, que en todos los demás lugares habían sido sustituidos por los modernos mamíferos. Parece ser que durante algunos millones de años la inaccesible cuenca de Lufeng funcionó como un auténtico "mundo perdido", totalmente aislada del resto del planeta. 


2)  "A mano" es ser muy generosos. Los restos de Cetiosaurus se encontraron en Europa, mientras que los de Massospondylus fueron hallados en el sur de África. Ciertamente aún existían conexiones terrestres entre casi todos los lugares, pero con todo es extremadamente improbable que ambos animales llegaran alguna vez a encontrarse, más cuando los restos del primero son posteriores en varios millones de años a los del segundo. Ruego que me perdonen estas licencias a cambio de lograr mayor fluidez en la narración.

3) Shunosaurus y Mamensichaurus se descubrieron en la cantera china de Dashanpu. Descubierta en los años sesenta durante las obras de un gasoducto, esta zona era, durante el Jurásico, una enorme y poblada zona pantanosa en donde los esqueletos de los animales muertos se fosilizaron y se conservaron hasta nuestros días en perfectas condiciones.


4) A modo de curiosidad comentar que uno de sus parientes, el Lusotitan, un animal incluso mayor, fue hallado en Portugal. Igualmente el Giraffatitan, un dinosaurio tan parecido al Brachiosaurus que puede que fueran realmente el mismo animal, fue encontrado en África, mostrándonos que aún había conexión entre este continente y las américas, así como con Europa.


5) Originalmente se reconstruyó a todos los dinosaurios de manera que arrastraran la cola, algo similar a lo que hacen los canguros cuando están de pie y se apoyan en ella. Estudios realizados durante las últimas décadas desmienten tal extremo demostrando que las colas se mantenían suspendidas en el aire de modo que pudieran actuar como contrapeso de los largos cuellos (o de los enormes cuerpos tendidos hacia adelante en el caso de los dinosaurios bípedos), de modo que la tensión pudiera distribuirse a lo largo de una columna vertebral que, desempeñando una función similar a la de los cables de los puentes colgantes, se desplegaría en un plano horizontal.



 En esta imagen observamos a la izquierda el modelo histórico en el que se reconstruyó a los dinosaurios arrastrando absurdamente la cola y a la derecha su reconstrucción moderna en la cual la usan como contrapeso. A ambos lados vemos enfrentados respectivamente a dos saurópodos (Apatosaurus en gris y Cetiosaurus en morado) y a dos ornitópodos (un tipo de Ornithischios; Iguanodon en amarillo y Muttaburrasaurus en fucsia). Fotografía casera del autor.



6) Recordemos que los géneros pueden englobar diversas especies en su seno, como es el caso de las diferentes especies de lobos y perros que se agrupan dentro del género "Canis". Dicho esto, permítanme aprovechar esta nota para contar una curiosidad acerca del descubrimiento y clasificación de los dinosaurios. El primer dinosaurio en ser descubierto fue el Megalosaurus, un terópodo perteneciente al súper grupo Tetanurae. Se empezó solo con un fragmento de mandíbula y al principio se lo reconstruyó como una especie de enorme varano.
Vieja reconstrucción del Megalosaurus.


 Poco a poco se vió que en realidad se trataba de un depredador bípedo, y a partir de ahí todos los restos de animales similares empezaron a adscribirse al género Megalosaurus sin que los paleontólogos le dieran demasiadas vueltas al asunto. Cuando alguien intentó poner orden ya era tarde y teníamos un totúm revolutúm de dinosaurios carnívoros que parecían distintos pero que tenían todos la misma etiqueta. Poco a poco se fue separando el grano de la paja y "de la nada" aparecieron muchos géneros nuevos de terópodos. Llegado un momento, el mismo nombre de Megalosaurus llegó a perder sentido, pues se había fragmentado en muchos dinosaurios distintos.

Megalosaurus, sea lo que signifique hoy en día dicha denominación. Fuente: http://dinopedia.wikia.com/wiki/File:Megalosaurus_bucklandii.jpg

 Otro caso de traca fue el protagonizado por el famoso "Brontosaurio", un enorme dinosaurio saurópodo. A muchos seguro que el nombre les sonará. Pues bien, este dinosaurio nunca existió. En realidad se confundieron los huesos de al menos dos saurópodos distintos y al refrito que salió le pusieron el ya legendario nombre de Brontosaurus. Hoy en día si el lector busca Brontosaurus en la red será reconducido a Apatosaurus, el nuevo saurópodo que emergió tras poner en claro todo el embrollo y cuyo nombre significa muy acertadamente "reptil engañoso". Por cierto, en los restos fósiles nunca apareció la cabeza, que a juzgar de las marcas de dientes presentes en el cuello, fue arrancada a mordiscos por un depredador, tal vez por un Allosaurus. 


Manada de Apatosaurus. Fuente: http://dinopedia.wikia.com/wiki/Apatosaurus

7) Coelurosauria constituye un gran grupo o clado que engloba a todos los tetanuros más evolucionados, entre los cuales incluimos animales tan diversos como el pequeño "Compi", monstruosos depredadores como el "Tiranosaurio" y también las aves. No esta mal. 


Bibliografía: 


"La enciclopedia ilustrada de los dinosaurios y otros animales prehistóricos", coordinada por Dougal Dixon, Ediciones Omega.

Webgrafía: 


Aparte de algunos de los enlaces citados en los pies de las fotografías, Wikipedia, aunque casi toda la información la he sacado de la enciclopedia anteriormente citada. 


# Agradecimiento especial


Al Sr. Paco (alias Arjonizer), que quién sabréis muchos de quienes me conozcáis en la vida real y que me puso sobre la pista del fenómeno de la homeotermia inercial, que inicialmente había pasado por alto.





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