lunes, 21 de septiembre de 2015

Capítulo XL: Bestias alternativas.



Capítulo XL

Bestias alternativas. Primera Parte.





 Saludos queridos lectores. Este blog, tras recorrer la historia del universo, de nuestro planeta y de la vida que apareció en él hace ≈ 3.800 millones de años, empieza a acercarse a su final. En los últimos capítulos hemos visto como hace 65 millones de años el impacto de un asteroide eliminó a los dinosaurios y a otras muchas criaturas de la faz de la tierra, y dentro del reino animal las aves modernas y sobre todo los mamíferos tomaron el relevo como formas de vida dominantes (véase nota 1 para aclaración sobre lo que entiendo realmente como "dominantes"). No obstante hablar de mamíferos no implica referirse a animales que puedan resultar familiares al lector... la evolución de nuestra amplia familia fue azarosa y extraña, así que vale la pena echarle un vistazo a los inesperados senderos que siguió.

 Como se comentaba en el capítulo anterior, tras la extinción que eliminó al 75% de las especies animales de nuestro planeta (los más famosos los dinosaurios), en tierra firme no quedó ninguna criatura de más de un kilogramo de peso. Los supervivientes con todas las papeletas de ser los nuevos reyes del mambo eran un puñado de diminutos mamíferos omnívoros. En unos pocos millones de años, esos pequeños y peludos bichos parecidos a ratas dieron lugar a una sorprendente diversidad de criaturas, algunas de ellas enormes, otras enormes y acuáticas, otras pequeñas y voladoras, etc. Con muchas de ellas compartimos actualmente el planeta, sin embargo la mayoría se quedaron por el camino a lo largo de los periodos geológicos. Y ya que hablamos de periodos, para que el lector pueda seguir de modo sencillo la escala geológica le dejo una muy breve tabla:




 En el capítulo anterior ya hice un intento de describir las principales ramas de mamíferos en aparecer y no quiero marear a los lectores veteranos repitiéndome, así que si les parece bien voy a dejarles un generoso esquema para que a partir de él puedan tener una referencia cada vez que hable de algún grupo en concreto.

Nota: Las líneas delgadas azules corresponden con otras interpretaciones de la relación entre grupos.


 Dentro de los exitosos euterios (mamíferos placentarios), los triunfadores sin duda fueron los ungulados. Muchos de ellos los reconocemos hoy en día: vacas, jirafas, ballenas, caballos... pero otros nunca llegaron a nuestra época y su visión nos sorprendería verdaderamente de cruzárnoslos hoy en día por el campo.

  Antes de meternos en faena, hay que comentar una característica peculiar en la evolución de muchos grupos de mamíferos herbívoros terrestres, y es que una y otra vez parece seguirse el mismo patrón: un cierto grupo comienza su andadura como animales no demasiado especializados y por lo general pequeños, sin embargo por algún motivo tiene éxito y de repente se diversifica en muchas formas que se especializan en varios roles distintos, eso hasta que sufren una ola de extinciones y solo sobreviven unos pocos especialistas. Y luego lo mismo con otro grupo, de modo que finalmente se van a acumulando  los escasos supervivientes, cada uno con sus peculiares características. Rinocerontes, jirafas, camellos... todos ellos en su día formaron parte de extensas y variadas familias, pero de cada una ahora solo sobreviven ellos. 

  Dicho ciclo entre los herbívoros de primero aparición discreta, luego expansión fulgurante y finalmente criba mortal tuvo además en un escenario que era relativamente nuevo en la Tierra: las praderas de hierba. De un tiempo a esta parte el clima de nuestro planeta había ido volviéndose cada vez más seco, las exuberantes selvas de la era de los dinosaurios empezaban a replegarse y en su lugar las plantas herbáceas, de reciente aparición, tomaron su lugar (un lugar que conservan aún en día con incluso más fuerza). Este novedoso campo de juego (literalmente) permitió el desarrollo de tantos y variopintos herbívoros, cada uno adaptado a su manera, y muchos de ellos buenos corredores.  

 Un buen caso para ejemplificar lo comentado en los párrafos anteriores es el de los "brontoterios", cercanamente emparentados con rinocerontes y también (aunque menos obviamente) con los caballos. Los brontoterios empezaron su andadura a comienzos del periodo Paleogéno siendo criaturas pequeñas y ágiles, herbívoros ramoneadores que vivían entre los bosques o correteaban por las incipientes praderas, siempre prestos a la huida ante la visión de algún depredador. 




 Posteriormente muchos de ellos se transformaron en criaturas grandes y rechonchas, una especie de versión terrestre de los hipopótamos (con los cuales sin embargo no tienen relación directa), pero de un tiempo a esta parte, ya hacia la segunda mitad del Paleogéno, desarrollaron una estrategia bastante utilizada en la historia de la vida: embiste contra tus enemigos. De este modo consiguieron llegar a asemejarse a una versión un poco extraña de los futuros rinocerontes.


Embolotherium, literalmente "bestia ariete". Con 5 metros de largo y la altura y peso de un elefante, era imposible permanecer indiferente ante la aparición de este ser. Vivió en el Oligoceno.

Dos Embolotherium macho luchan por las hembras y el territorio. Fotograma del documental "Walking with beast".

 No fueron los únicos en adoptar este modo de vida (que curiosamente recuerda al de los ceratópsidos, los "dinosaurios con cuernos"). Otro famoso pero extinto grupo, el de los dinocerados, siguió un camino similar, primero pequeños, luego grandes y con cuernos... pero ellos, pese a ser vegetarianos, contaban además con enormes colmillos, logrando que su aspecto fuera aún más sorprendente. Por ahorrarnos tiempo vayamos a ver directamente el "producto final" de esta nueva línea evolutiva, el Uintatherium:


Uintatherium. Vivió en el Eoceno y alcanzaba los 4 metros de largo. Fuente.



El extraño cráneo fósil de un Uintatherium. Destacan los colmillos, que parecen dagas; se debían de usar para cortar vegetación y además parece que iban protegidos por estuches de piel. Fuente.


  De todos modos, ya que estamos jugando a "parécete a un rinoceronte sin serlo y además de una manera exagerada y desconcertante" es justo que nombremos a un ganador. Y no es ni un brontoterio ni un dinocerado, sino un miembro de "Embithropoda", un enigmático grupo no demasiado numeroso, pero en el cual hallamos a una auténtica joya de la evolución: Arsinoitherium. Estas bestias estaban más emparentadas  con los elefantes modernos que con los rinocerontes (véase nota 2), pero por convergencia evolutiva llegaron a convertirse en una suerte de versión grotesca de estos últimos.

Arsninoitherium. Vivió a principios del Oligoceno. Fuente.

Comparativa entre un ejemplar de Arsinoitherium y un pijo moderno. Fuente.

Cráneo de Arsinoitherium. Fuente.


 Después de asistir a este desfile de monstruos cornudos tal vez alguien se pregunte... ¿pero y los rinocerontes de verdad? ¿que hacían mientras tanto? Voy a ello, amables lectores, voy a ello.

 Como ya adelantaba, la familia de los rinocerontes estuvo mucho más diversificada antaño que hoy en día (solo sobreviven 5 especies). De hecho fue una de las más exitosas durante el Paleógeno. Tras el auge y caída de los brontoterios y los dinocerados, los rinocerontes y sus primos-hermanos los tapires partieron el bacalao entre las filas herbívoras de mediados del periodo. La historia se repite por enésima vez y empezamos con criaturas pequeñas, sin cuernos ni piel blindada, como Hyracodon.


Hyracodon. Con apenas un metro y medio de largo, este rinoceronte primitivo vivió a comienzos de la segunda mitad del Paleógeno. Fuente.

 No, viendo su imagen no nos dice demasiado; como decía antes respecto de los rinocerontes todavía estamos en la fase de animales pequeños y muy genéricos. Sin embargo Hyracodon portaba el estandarte de la que sería una sorprendente línea evolutiva. Pronto estos animales crecen de tamaño, aunque aún sin cuernos ni coraza, algunos desarrollan pequeñas trompas parecidas a las de los tapires (véase nota 3), y otros... siguen creciendo. Y así llegamos a Indricotherium, el mamífero más grande que haya pisado nunca la tierra. 8 metros de longitud, el doble de altura que un elefante, unas 15 toneladas de peso... Estos colosos estaban a salvo de cualquier depredador, siempre que fueran capaces de llegar a su tamaño adulto. Estudios moleculares de sus dientes revelan que vivían en el interior de densos bosques ayudándose del entorno sombrío para refrescarse y evitar un sobrecalentamiento de sus desproporcionados cuerpos. Los bosques también debieron de proporcionarles la ingente cantidad de alimento que necesitarían para vivir... recuérdese que hablamos de animales de sangre caliente (véase nota 4).



Un insensato viajero del tiempo se enfrenta con un Indricotherium. Fuente.

 Pero no, el lector aún no lo ha visto todo. Aún queda otro grupo de gigantes, quizá los más extraños de todos y además entroncados en el mismo linaje general que los rinocerontes (ceratomorpha). Son los calicoterios. Quizá al lector el nombre le deje indiferente, pero de buen seguro la descripción de estos seres no lo hará. Cuadrúpedos, patas delanteras terminadas en potentes garras y además mucho más largas que las traseras (confiriéndole una postura como de gorila), cabeza semejante a la de un caballo, tamaños enormes que rondan los dos metros y medio de alto por tres de largo... Estos seres quiméricos nos muestran una vez más los insólitos caminos que la evolución de la vida puede llegar a seguir. Al parecer usaban sus fuertes garras no solo como defensa personal, sino también para desenterrar raíces o tubérculos y llevarse la comida a la boca (se piensa que comerían sentados como los osos panda actuales). Chalicotherium es el más representativo y da nombre al grupo. 


Chalicotherium. Era grande como una furgoneta. Parece ser que al igual que los gorilas caminaban sobre sus nudillos. Vivió durante el periodo Neógeno. Fuente.

 Los calicoterios fueron un grupo muy duradero. Oficialmente se extinguieron hace solo 12.000 años (prácticamente antes de ayer), oficialmente...  En Kenia hay un rumor que habla del "oso Nandi", un animal criptozoológico (en teoría no hay osos en África) y que en algunas regiones responde a una descripción muy peculiar: Una enorme criatura que anda sobre sus nudillos como un gorila, con garras enormes y una cabeza caballuna... ¿Serán calicoterios supervivientes? ¿Leyendas de cuando estos animales aún existían? Quizá algún día alguien capture un oso Nandi y el misterio se revele. 

 Hasta ahora hemos hablado de bestias vegetarianas, pero... ¿Y los depredadores? A lo largo del Paleógeno los carnívoros modernos (Carnivora) aún no se habían extendido, con lo cual otras criaturas ocuparon su lugar. A principios del periodo lo hicieron los "mesoniquios", un grupo de ungulados que sorprendentemente optaron por alimentarse de carne fresca y de los cuales se habló en el capítulo anterior. No obstante pronto sobrevino la competencia: los "creodontos". Al parecer el grupo Creodonta tiene un antepasado común con Carnivora, sin embargo evolucionó independientemente y de modo paralelo a este último, formando de hecho el grupo depredador dominante en todo el Hemisferio Norte más África (en el resto del mundo austral el papel lo ocupaban ciertos marsupiales cazadores de los que se hablará en el siguiente capítulo). Curiosamente Creodonta repitió ciertos perfiles que hoy en día nos resultan familiares, aunque de un modo un poco más primitivo (su oído aún no era complejo ni sus pies estaban del todo adaptados a correr, entre otras cosas). Por poner un caso, tenemos a Sarkastodon, la "versión creodonta" de nuestros actuales osos pardos.



Este robusto animal alcanzaba los 3 metros de longitud y se piensa que era omnívoro como los osos pardos actuales. Vivió en la segunda mitad del Eoceno. Fuente.

 Otros fueron mucho más pequeños, asemejándose a comadrejas. Así mismo, el rol de tigre de dientes de sable también fue ocupado por otro creodonto, eso sí, de apenas un metro de largo, el Machaeroides (yo no tengo la culpa de estos nombres tan terribles, significa "como un diente de sable"). 


Cráneo de Machaeroides. Vivió en el Eoceno y fue un mini-dientes de sable. Fuente.

 Uno de los creodontos más exitosos fue Hyaenodon. Básicamente vivió en todos los continentes menos Sudamérica y Oceanía y sus distintas especies variaban en un sinfín de tamaños, desde el de un zorro hasta el de un león. Se han descubierto coprolitos (heces fósiles) cerca de los restos de las presas que cazaba, lo cual sugiere que defecaba en ellas para marcarlas y alejar a sus rivales, como hacen hoy en día algunos depredadores. 



Hyaenodon gigas, la especie más grande, de hasta tres metros de largo. Vivió en el Eoceno y también en el Oligoceno. Fuente.

 No podemos terminar nuestro tour por Creodonta sin visitar al mayor de todos los creodontos, y también de los últimos. Megisthoterium fue todo un titán, imaginen un mamífero carnívoro del tamaño de un bisonte, con 800 kg de peso y algo más de tres metros de largo. Su enorme tamaño no era cosa del azar. Cuando vivió los carnívoros modernos empezaban a hacerse notar, con lo cual solo los creodontos con las especializaciones más extremas pudieron sobrevivir un poco más (aunque su inevitable destino era extinguirse). Megisthoterium, con su aparatosa corpulencia y un cerebro relativamente pequeño no pudo haber sido un depredador activo y es muy posible que se hubiera dedicado a la vida carroñera, arrebatando presas a los cazadores del momento. 


Megistotherium. Solo su cráneo medía casi un metro de longitud. Fuente

 Mientras todo esto ocurría principalmente en el Hemisferio Norte, en Sudamérica se vivía una película completamente distinta. Durante el Paleógeno el Istmo de Panamá se rompió y el continente sudamericano quedó aislado por muchos millones de años del resto del mundo. Lo que allí pasó fue tan único y tan extraño que creo que será mejor dejarlo para el siguiente capítulo. Hasta el mismo, reciban un fríkicamente cómplice saludo.



Notas:



Nota 1: Hablar de "forma de vida dominante" es algo muy relativo. Podemos pensar que vivimos "en la edad de los mamíferos", pero si aceptamos una definición literal del concepto "vida", entonces nunca hemos salido realmente de la "edad de las bacterias", pues ellas han sido y siguen siendo las que más éxito han tenido en este planeta. Y si queremos acotar y hablar únicamente del mundo animal pronto nos daríamos cuenta de que los artrópodos (insectos, crustáceos, arácnidos, etc...) superan con mucho en número y prosperidad a nosotros los mamíferos... así que lo máximo que podemos llegar a decir es algo así como: "los mamíferos son la forma de vida animal superior (osease, grande y compleja) que más éxito tiene actualmente". De todos modos tengo la esperanza de que cuando hablo de los mamíferos como "dominantes" el lector se haga cargo del contexto, separe el grano de la paja y entienda lo que realmente quiero decir. 


Nota 2: Uno de los ancestros de los elefantes que también está muy relacionado con monstruos como Arsinoitheium son los hiracoideos, unos seres también conocidos como damanes. A pesar de parecer un roedor los damanes son ungulados primitivos que de alguna manera se las apañaron para sobrevivir hasta el día de hoy. 



Daman en el monte Kenia. A pesar de medir menos de un metro y no pesar más de 5 kilogramos, los damanes son antepasados lejanos de los elefantes y parientes primitivos de los demás ungulados. Fuente.


Nota 3: Los tapires modernos, que como se comentaba son parientes basales de los rinocerontes, también han desarrollado una pequeña pero curiosa trompa al igual que algunos rinocerontes primitivos.



Tapir malayo. Fuente.



Nota 4: Los saurópodos o "dinosaurios de cuello largo" fueron los animales terrestres más grandes que jamás hubieran existido, sin embargo eran de sangre frío, bastándoles con la enorme inercia de su calor corporal para mantener su temperatura estable. De haber sido de sangre caliente nunca hubieran podido comer suficiente como para mantener su metabolismo. Sin embargo Indricotherium, un mamífero, era indudablemente de sangre caliente. Con un tamaño que se aproximaba al de un saurópodo mediano debía de comer hasta 10 veces más que estos, así incluso aunque buscase todos los medios posibles para ahorrar energía podemos imaginar a cualquier Indricotherium pasarse todo el día devorando vegetación casi sin parar.




Bibliografía: 



Enciclopedia Ilustrada de los Dinosaurios y otros Animales Prehistóricos. Dougal Dixon, Ediciones Omega.

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